15/09/2017
Sólo el 34,83% de los españoles que se someten a una intervención de Cirugía Estética se informan de la cualificación del médico que se la realizará. Y ello pese a las reiteradas advertencias de administraciones públicas, asociaciones de pacientes y sociedades médico-científicas sobre la gran intrusión que padece esta vertiente de la Cirugía Plástica.
Es ésta una de las principales conclusiones de una encuesta realizada por la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) entre sus miembros, cirujanos plásticos de toda España y poseedores todos ellos del título oficial y homologado que les cualifica como tales, el de “Médico Especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora”, obtenido tras seis años de licenciatura y otros cinco de residencia MIR.
El presidente de la SECPRE, el Dr. Carlos del Cacho, recuerda que “hablamos de intrusión y no de intrusismo porque este último es un delito: se produce cuando alguien que no es médico ejerce como tal. La intrusión tiene que ver con el hecho de que un médico que termina la licenciatura, a día de hoy, en España, puede realizar cualquier tipo de procedimiento médico o quirúrgico. No actúa en contra de la ley, pero sí de forma inadecuada”.
“Es frecuente -apunta la Dra. Ana Jiménez, secretaria general de la SECPRE- que algunas especialidades se solapen. Por ejemplo, los cirujanos plásticos hacemos cirugía de la nariz y los otorrinolaringólogos también y no pasa nada, porque unos y otros tenemos la formación curricular para ello. Lo que no es normal, por poner otro ejemplo, es que un médico general se dedique a realizar aumentos de mama sin la formación necesaria sobre este tipo de intervención, con los consiguientes riesgos para las pacientes y la calidad del resultado”.
La misma encuesta de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética revela que el 16,48% de las intervenciones de Cirugía Estética practicadas anualmente por los cirujanos plásticos españoles tienen como objetivo corregir intervenciones previas, que resultaron defectuosas o de mala calidad tras ser realizadas en centros o por profesionales inadecuados.
“Esta circunstancia -comenta la Dra. Jiménez- complica las nuevas intervenciones desde el punto de vista clínico, conlleva evidentes trastornos emocionales para los pacientes y supone un sobrecoste, sea para ellos o para el Sistema Nacional de Salud si la intervención previa ha generado algún problema funcional y, en consecuencia, su corrección está cubierta por la sanidad pública”.
La propia encuesta de la SECPRE revela la oportunidad de la comunicación de sus resultados en septiembre, ya que es a la vuelta de las vacaciones de verano cuando empieza a manifestarse el interés de los españoles por la Cirugía Estética, que va creciendo durante el otoño y el invierno para llegar a su máximo en primavera.
En concreto, el 66% de los cirujanos plásticos encuestados asegura que recibe la mayor demanda de intervenciones quirúrgico-estéticas en primavera, frente al 27% de los que dicen experimentar este “pico de actividad” entre el otoño y el invierno y el 7% que afirma tener más pacientes interesados en verano que en cualquier otra época del año.
La Dra. Ainhoa Placer, vocal de Comunicación de la SECPRE, explica esta evolución por la combinación de factores clínicos y psicológicos: “La asociación entre el buen tiempo y un mayor interés por la propia imagen resulta evidente. Por ello, tras el verano, los pacientes van planteándose paulatinamente la posibilidad de someterse a una intervención de Cirugía Estética y los más remisos toman la decisión, a más tardar, en primavera. Así, el postoperatorio se habrá completado a tiempo para el siguiente verano y la mayor incidencia de luz solar no afectará a la adecuada cicatrización de las zonas intervenidas”.
En cuanto a las intervenciones más demandadas tras el verano, el aumento de mamas y la liposucción ocupan las posiciones de cabeza, según la encuesta, con el 26,31% y el 20,92% del total respectivamente. A continuación, la abdominoplastia -la extirpación del exceso de piel y grasa abdominal y la corrección de la flacidez muscular- presenta el crecimiento más destacado respecto a una encuesta similar realizada en 2014, cuando se situaba en séptima posición.
La abdominoplastia suele practicarse a pacientes que han experimentado un gran aumento de peso y, sea mediante intervenciones quirúrgicas, como la cirugía bariátrica, por el seguimiento de una dieta o por la práctica continuada de ejercicio físico, lo han perdido posteriormente, así como a mujeres que han tenido varios embarazos. El cuarto puesto es para la blefaroplastia o cirugía de los párpados, seguida de la elevación de mamas, la rinoplastia o cirugía de la nariz y la reducción mamaria.
El rejuvenecimiento facial no quirúrgico -principalmente, los rellenos con ácido hialurónico y la aplicación de toxina botulínica- queda por encima de la cirugía de contorno corporal -que viene a ser la combinación de varias intervenciones, como liposucción, lifting de brazos y lifting de muslos- y el lifting facial. La otoplastia o cirugía de corrección de las orejas, la cirugía genital y otras que, por representar porcentajes muy pequeños, se agrupan a efectos estadísticos, cierran el ranking.
La encuesta, finalmente, ha preguntado a los cirujanos plásticos por dos supuestas motivaciones de los pacientes para intervenirse de Cirugía Estética, de las que se suele hablar con frecuencia: la influencia de los famosos y la de las redes sociales, sobre todo por el fenómeno “selfie”.
Sólo el 4,99% de los sondeados dicen recibir peticiones de quienes acuden a sus consultas para modificar algún rasgo físico y hacerlo parecido al de una persona célebre. Sin embargo, el porcentaje se eleva hasta el 10,15% en lo que respecta a los “selfies”; es decir, 1 de cada 10 pacientes recurre a un cirujano plástico influido por la difusión masiva de imágenes de sí mismo y la consiguiente opinión de otras personas sobre ellas.
La encuesta de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética se ha realizado a 1.000 cirujanos plásticos titulados, miembros de la SECPRE, repartidos por toda la geografía española. El error muestral es de ±5,1%, con un nivel de confianza del 95,5%. El trabajo de campo tuvo lugar entre los meses de julio y agosto de 2017 mediante entrevistas online.